Hoy en día, cuando los futbolistas profesionales son la máquina de hacer dinero más rápida, efectiva y monumental que existe en la industria del espectáculo, a cualquiera le resultaría difícil creer que un chico con un futuro medianamente prometedor en el deporte rey renunciase a convertirse en uno de esos ídolos que llenan estadios cada domingo para ser músico de Heavy Metal. Claro que este muchacho al que nos referimos que pudo ser futbolista profesional en la Premier League en los años 70, Cuando el fútbol era deporte y no capitalismo puro, se llamaba, se llama, Steve Harris.
Y como todos saben, su nombre está íntimamente ligado al pasado, presente y futuro de una, si no la mejor, banda de Heavy Metal, IRON MAIDEN. No solo Steve Harris ha sido el fundador del grupo, su líder musical y su cabeza visible para toda la industria, fans y entorno del Heavy Metal internacional. Steve Harris ha sido el responsable de que IRON MAIDEN haya llegado a ser un poderoso grupo de empresas (merchandising, promoción de conciertos, sellos discográficos) que dirige con inteligencia y firmeza, y en todos los aspectos, el cerebro, el alma y el corazón de la que para millones de fans en todo el mundo, es la mejor banda de Heavy Metal que existe sobre la tierra. Por tal motivo, la historia de IRON MAIDEN no es sino la historia de Steve Harris.
Nuestro hombre vino al mundo en Leytonstone, Londres, el 12 de marzo de 1956, hijo mayor de un matrimonio formado por un conductor de camiones y un ama de casa tradicional. Su infancia y preadolescencia, más o menos como la de cualquier otro muchacho de su edad y condición. Asistía con regularidad al colegio y en su tiempo libre, pronto caló muy hondo en él una enorme pasión por el fútbol, más en concreto por el West Ham United, equipo del este de Londres en el que habían jugado notables astros de la selección inglesa de los años 60, como Bobby Moore, Geoff Hurst o Martin Peters, que formaron parte del equipo que se proclamó campeón del mundo en el mundial FIFA de 1966.
Según el propio Steve contó a Mick Wall en la biografía oficial del grupo, “Run to the Hills”, “A pesar de que llegar a jugar como profesional en el primer equipo del West Ham United era mi sueño, y me preparé concienzudamente para ello, llegó un momento en el que se me hizo demasiado cuesta arriba. Entrenar y dedicar todo tu tiempo aparte de los estudios al fútbol te obliga a convertirte en una especie de monje. Cuando tienes 14 ó 15 años, es cuando empiezas a salir a tomar tus primeras cervezas, te reúnes el sábado con los amigos, empiezas a ir a conciertos, fumas tus primeros canutos… todo eso está rigurosamente prohibido para un futbolista. Y además empecé a escuchar música; en 1969 ya era todo un fan de de Jethro Tull y también me gustaban muchísimo Genesis y el primer disco de Deep Purple. Luego me compré el primer álbum de Black Sabbath y me dije: ¡Wau! ¡Esto es acojonante! Así que una pasión fue anulando progresivamente a la otra. En 1970 dejé de ir a los entrenamientos del West Ham y empecé a pensar seriamente en aprender música y formar un grupo de rock.”
Steve intentó en un primer momento ser guitarrista, y empezó a tomar unas rudimentarias de un amigo compañero del colegio, David Smith, pero a pesar de que lo intentaba practicando varias horas al día, estaba claro que la guitarra no era el instrumento adecuado para Harris. Y fue este amigo, quien dándose cuenta de que Steve no progresaba, al que lo aconsejó dedicarse a tocar el bajo. Toda vez que Steve aprendió con mucha más rapidez y soltura que en la guitarra las líneas básicas de “Smoke on the water” de Deep Purple y “All right Now” de Free, Steve Harris adoptó este instrumento casi como una prolongación de sí mismo.